Argentina: Historia de Argentina



Juan Diaz de Solis

Argentina en sus orígenes estaba poblada, antes de la llegada de los españoles, por algunas tribus indias, entre las cuales algunas, en el norte, hacían parte del Imperio Inca.
Fue en febrero de 1516 que el navegante español Juan Díaz de Solís desembarcó, siendo el primero, en la región del Río de la Plata. La verdadera colonización no comenzó sino hasta febrero de 1536, con la llegada de un gobernador militar español para el conjunto de la región, Pedro de Mendoza. El mismo año fue fundada la ciudad de Buenos Aires. Los españoles, ya establecidos en Paraguay y Perú, comenzaron a poblar el territorio situado entre el río Paraná y el río Paraguay. En 1620, la región de La Plata fue incorporada al virreinato del Perú. En 1776, El territorio ocupado por la Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay fue separado del Perú a fin de constituir el virreinato del Río de La Plata, del cual Buenos Aires fue la capital.


La independencia


En 1810, la población de Buenos Aires derrocó al virrey. A continuación, se consiguieron varias victorias estrepitosas frente a los ejércitos de invasión realistas, particularmente en 1812 y 1813. Las regiones liberadas del virreinato fueron subdivididas en 14 provincias, en 1813. Después de varios años de combates, las tropas españolas fueron vencidas definitivamente por Belgrano y José de San Martín. La independencia de las Provincias Unidas de América del Sur (que serían luego las Provincias Unidas del Río de La Plata) fue proclamada el 9 de julio de 1816.

En 1829, el general Juan Manuel de Rosas, un rico caudillo, se impuso como gobernador de la provincia de Buenos Aires. Con el sostén popular, extendió su autoridad a las Provincas Unidas, que fueron bautizadas como Confederación Argentina. Predicando el federalismo, impuso, hasta 1852, un régimen dictatorial. La unificación del país se acompañó de una renovación de la economía. Se favoreció la inmigración y la llegada de varios millones de inmigrantes, en su mayoría italianos, permitió una mejor explotación de los recursos agrícolas de la Pampa. El desarrollo de las vías féreas, a fines del siglo XIX, fue también determinante.

A comienzos del siglo XX, el poder argentino cayó en manos de los militares; así, en 1930, el ejército intervino para expulsar al presidente Hipólito Irigoyen, un radical, quien había querido oponerse al gran poder de los hacendados. Ese fue el preludio de una larga serie de golpes de estado iniciados por el ejército. La crisis económica mundial que comenzó en 1929 tuvo graves repercusiones en Argentina. En vísperas de la elección presidencial de 1937, las organizaciones facistas se volvieron cada vez más activas. En 1943, un grupo de oficiales nacionalistas, dirigidos por el general Arturo Rawson, tomó el poder. Entre los cabecillas de este golpe de estado militar, apareció el general Juan Domingo Perón.

Perón, ministro de Trabajo desde 1943, apareció en la escena política en 1944. El 24 de febrero, por temor a una guerra inminente contra Alemania, se puso a la cabeza de una junta militar para derrocar al presidente Ramírez. Oficialmente adherido a la causa de los Aliados, el gobierno continuó ridiculizando la democracia y ofreció asilo a los agentes alemanes.

Perón, que se volvió una figura emblemática de la Argentina, hizo campaña en la clase obrera menos favorecida, los "descamisados", y prometió el reparto de las tierras, salarios más elevados y la introducción de la seguridad social. Triunfó ampliamente en las elecciones del 24 de febrero de 1946, con el 56% de los votos. Los primeros años del régimen peronista se beneficiaron del entusiasmo popular, sostenido por la esposa del presidente, Eva Duarte, a quien Péron confió el ministerio de Trabajo y de Asuntos Sociales. Derrocado por un golpe militar en septiembre de 1955, Perón se refugió en Paraguay, luego en España. Los peronistas, cuyo partido había sido prohibido, siguieron siendo, sin embargo, bastante populares. En las elecciones generales que tuvieron lugar en febrero de 1958, Frondizi llegó a la presidencia, con el apoyo de los peronistas y los comunistas.

Los militares, ausentes del poder desde 1958, lo retomaron en 1966 gracias a un nuevo golpe de estado y nombraron una serie de presidentes, entre los cuales el tercero, el general Alejandro Augustín Lanusse, entró en funciones en 1971.

En 1972, el país se encontraba cada vez más desgarrado por la violencia, con huelgas, revueltas de estudiantes y actividad terrorista. La economía conocería también una nueva crisis. En las elecciones de 1973, Hector J. Cámpora, que representaba a los peronistas, condujo al partido a una cómoda victoria. Bajo su presidencia, el terrorismo, de extrema derecha y de extrema izquierda produjo enormes desgastes: secuestros, pedidos de rescates, asesinatos. Divisiones entre los peronistas moderados y los del ala izquierda contribuyeron también para retomar la violencia. El 20 de junio de 1973, fecha del regreso de Perón a Buenos Aires, una revuelta dejó alrededor de 380 víctimas.

Cámpora renunció un mes después y Perón fue reelegido para la presidencia en septiembre, con más del 61% de los votos. Su tercera mujer, Isabel Perón, fue elegida vice-presidente. Sin embargo, Perón murió el 1 de julio de 1974 y su mujer lo sucedió, volviéndose así la primera mujer presidente de un estado de América del Sur contemporáneo. A continuación de repetidas crisis ministeriales y una rebelión abortada, en diciembre de 1975, una junta militar, conducida por el general de ejército Jorge Rafael Videla tomó el poder, el 24 de marzo de 1976.

La junta pronunció la disolución del Congreso, impuso la ley marcial y gobernó por decreto. Una represión muy dura se entabló entonces contra los movimientos de oposición y se manifestó con ejecuciones, la práctica de la tortura y desapariciones. En 1977, la Comisión de Derechos Humanos, en Ginebra, acusó al régimen de 2300 asesinatos políticos, unas 10000 detenciones y la desaparición de 20 a 30 mil personas, de las cuales un gran número fue asesinado por la Junta Militar y enterrado sin sepultura.

Videla fue reemplazado en la presidencia, en marzo de 1981, por Roberto Viola, destituido, en diciembre de 1981, por el comandante en jefe del ejército, el general Leopoldo Galtieri. En 1982, éste ordenó a las tropas argentinas invadir las Islas Malvinas, una posesión británica, reivindicada desde hacía mucho tiempo por Argentina. Pero Gran Bretaña envió una fuerza militar de intervención en el Atlántico Sur la cual, al cabo de tres meses, batió al ejército argentino y retomó la posesión de las islas. Galtieri, entonces desacreditado, fue reemplazado por el general de división Reinaldo Bignone.


El fin de la dictadura argentina


Raul Alfonsín, el candidato radical, venció en la elección presidencial de octubre de 1983, la primera organizada después de 10 años, y en un contexto económico muy difícil, caracterizado por una deuda externa sin precedente y una inflación superior a 900 p. 100. La nación reanudó entonces con la democracia: las fuerzas armadas fueron reorganizadas; los antiguos jefes militares y políticos fueron acusados de violaciones a los derechos humanos y enviados a los tribunales. El gobierno lanzó, en 1985, un plan de rigor presupuestario. La deuda externa fue reestructurada, reformas fiscales (comprendida una nueva moneda) fueron introducidas. Sin embargo, la inflación no fue contenida, y en mayo de 1989, el candidato peronista, Carlos Saul Menem, fue elegido presidente.

Menem impuso a su vez un plan de austeridad. En 1993, el presidente Menem hizo votar una revisión constitucional, que reducía el mandato presidencial a 4 años y le permitía proponerse candidato a su propia sucesión. Fue reelegido así en primera vuelta, el 14 de mayo de 1995.

Argentina sufrió un deterioro de su situación económica y una importante crisis social. El país fue tocado por un fuerte aumento del desempleo y la inseguridad. Esta crisis estaba ligada a la política liberal y a la privatización impuestas por el FMI. Carlos Menem obtuvo del Congreso en febrero de 1996 poderes extraordinarios a fin de poder impulsar la segunda reforma del estado tendiente a reducir los gastos públicos, a aumentar la recaudación fiscal y a renegociar un crédito con el FMI. Las reformas ultraliberales provocaron el descontento de la gran mayoría de los argentinos. Las elecciones legislativas parciales que tuvieron lugar el 26 de octubre de 1997 dieron la victoria a la Alianza (Unión cívica radical y Frente Solidario por el país), partido opuesto a los justicialistas en el poder. El presidente Menem no dispondría más desde entonces con la mayoría absoluta en el Congreso.


La crisis económica


En mayo de 1999, el presidente Menem renunció a un nuevo mandato. La Alianza de oposición, el Partido radical y el centro-izquierda, designó a Fernando De la Rúa, de la UCR, como candidato a las presidenciales, quien venció en octubre de 1999.

Sin embargo, la situación económica y social se degradó seriamente. La Argentina fue tocada por la crisis financiera internacional, y por la de Brasil, su primer socio comercial en el seno del Mercosur.
El gobierno presentó en enero de 2001 un plan de austeridad rechazado por los diputados. Esto llevó a la renuncia de varios ministros y la ruptura de la coalición en el poder.

Pero Argentina no terminaba con su desgracia; siendo el quinto país del mundo exportador de carne, fue golpeado en el 2001 por la enfermedad bovina llamada fiebre aftosa, lo que debilitó considerablemente a este sector importante de la economía del país.
En las elecciones legislativas y senatoriales, la Alianza, la coalición de centro izquierda en el poder, perdió la mayoría en el Senado y la Asamblea federal a favor del partido peronista, el Partido Justicialista. En este contexto, el FMI no quiso continuar dando crédito a una política económica que juzgaba inadaptada.

El descontento de la población se expresó en la calle, por revueltas, pillajes y «golpes de cacerolas» (cacerolazos). Los enfrentamientos con la policía dejaron treinta muertos mientras que cinco presidentes se sucedieron a la cabeza del estado en unos días.

Eduardo Duhalde fue finalmente investido con la presidencia de la república el 2 de enero de 2002.
Formó un gobierno dominado por los peronistas. Desde su llegada al poder, puso fin a la paridad peso-dólar.

En las elecciones presidenciales de 2003, el presidente saliente, viejo enemigo y concurrente de Carlos Menem, quien pretendía un tercer mandato a pesar de serios problemas judiciales, apoyó al otro candidato peronista Néstor Kirchner.
El ex presidente peronista Carlos Menem, bastante atrás en la primera vuelta, tiró la toalla, y su retirada de la carrera a la presidencia dejó sin sentido la segunda vuelta de la elección presidencial.
Néstor Kirchner, 53 años, proclamado presidente de la República Argentina el 25 de mayo por un mandato de 4 años, se muestra con brazo de hierro ante el FMI, rechazando un plan que afectaría a una población ya duramente tocada por la crisis económica.





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